lunes, 28 de enero de 2013

El viaje elegido (detrás del espejo)


Todavía, tal día como hoy, hay quien me pregunta si algo cambió en el mundo, después de su final.

A pesar de los tres meses durante los cuales expliqué cotidianamente (¿retiro, ejercicio espiritual, o bunker propio?) que cada quien tendría que escoger si deseaba ese cambio en su propio mundo, o no.
No tod@s escucharon la buena nueva.


Sí, el fin del mundo y el cambio se deciden por voluntad propia. Hubo la opción de escoger quedarse en el mundo así como venía y seguir quejándose de lo que no nos gustaba, o cambiarse al nuevo mundo, arriesgarse a no saber qué vendría. Escoger en cuál de los universos paralelos montarse.
Varias de nosotras escogimos montarnos en la Nave, y ahora estamos de viaje. Sin tener idea de qué vendrá a continuación, pero listas para caminar.


Elegir el viaje, contra todas las expectativas.
Así fue cómo pasó el fin del mundo y me fui de vacaciones, después de 104 días de trabajo continuo, registrando los preliminares y las preparaciones de #losultimos100dias del mundo. Arqueología de aquel presente, tan efímero como elusivo. Crónica de un Viejo Mundo.  



Enredarlos a bailar este viaje conmigo es más complicado, porque mientras antes, del otro lado del espejo, todos nos precipitábamos colectivamente hacia el mismo vértice, un punto de inflexión común, tanto para quienes deseaban montarse en la Nave como para quienes prefirieron quedarse en el Viejo Mundo; en este caso cada uno empezó su viaje individual, y el movimiento es dispersivo.

Los caminos emprendidos son variopintos, y es hermoso que así sea. 
Repórtense, viajer@s, compartamos las incidencias de esta aventura. 
Hacia un nuevo nacimiento.


Aquí está el inicio de un ciclo, justo detrás del espejo del fin del mundo: otros días para aprovechar el ejercicio espiritual que nos ayude a transitar estos días. Pero el bunker está con ganas de florecer en casa, como Cloris en Flora. No puedo prometer publicar cada día, porque la vida en el Nuevo Mundo incorpora una serie de actividades que exigen su tiempo.


Como todos los inicios, se empieza moviendo un pie, pero el viaje sólo se consigue avanzando un pie y luego otro y de nuevo el primero sin detenerse demasiado rato.
Salí de viaje para desintoxicarme y para encontrar el próximo camino.  
Escogí, para empezar, la montaña.


Me fui de viaje buscando respuestas.
El primer deseo era lograr llegar, a pesar de que viajar sin reservación en fechas navideñas, se toma por imposible. No sabía, hasta el último minuto, si me iría o no.
Me monté el 23 y amanecí el 24 en Mérida, justo a tiempo para pasar la Navidad donde Sari.


Yo por mi parte tengo la sensación de que el mundo cambió POR COMPLETO y otra vez no tengo el manual de instrucciones.
Pero estamos en ello, paso a paso.
Por aquí, construyendo una brújula.



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